Dolorosa
Anónimo
Óleo sobre tela
104 x 81cm
Siglos XVIII - XIX
Según el evangelio de Lucas, cuando la Virgen acudió al templo de Jerusalén a presentar a su hijo recién nacido, un anciano llamado Simeón se acercó y le hizo la siguiente predicción: «Mira, este está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma» (Lucas 2: 34-35).
La espada a la que se refiere Simeón en su vaticinio simboliza los dolores que sufriría la Virgen a causa de la misión redentora de su Hijo. A partir de esta imagen, surgió el modelo iconográfico de Nuestra Señora de los Dolores o la Dolorosa en el que se manifiesta la desolación que sintió María al ver morir a Jesús. Aunque las imágenes de la Virgen Dolorosa aparecieron hacia finales de la Edad Media, este particular modelo en el que se resalta el símbolo de la espada fue difundido desde el siglo XVI y ha tenido, hasta nuestros días, una gran acogida en España y América. Este es el caso de la presente pintura en la que podemos ver a la Dolorosa en actitud sedente junto al madero de la cruz. La Virgen está vestida con corona y manto de estrellas y es atravesada por la espada de la profecía, mientras sostiene en su regazo los instrumentos de la Pasión: tres clavos, la corona de espinas y el sudario.