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La Virgen de la Misericordia del Callao 
Pieza anónima 
Óleo sobre tela 
26,5 x 25,5 cm 
Siglo XVII 

 

La gran cantidad de imágenes dispuestas sobre los muros del hoy Museo Santa Clara es muestra de la religiosidad neogranadina, donde el culto a la Virgen María fue esencial. Se trataba de una veneración de larga trayectoria y arraigo en España, que se reforzó más adelante gracias al Concilio de Trento (1545-1563). Con el proyecto evangelizador, gran cantidad de imágenes marianas arribaron al territorio americano. Allí fueron veneradas. También, surgieron advocaciones locales, como la representada en la pintura La Virgen de la Misericordia del Callao, del Museo Santa Clara. 

Esta iconografía reproduce una imagen milagrosa venerada en la capilla de San Francisco de Borja, ubicada en el templo de la Compañía de Jesús en el puerto de El Callao, en Perú. Según relatos del padre jesuita Jacinto Barrasa, en 1675 en dos ocasiones el rostro de la imagen mariana se cubrió en sudor y lágrimas frente a los ojos de los fieles. Dichos hechos milagrosos se difundieron con rapidez. Para venerar la imagen, fieles y religiosos conservaron algodones empapados en ese líquido. A partir de esta fecha, comenzaron a encargarse y realizarse copias de la pintura, hasta que, en 1746, la obra original desapareció junto a la ciudad portuaria, destruida por un terremoto. 

En la imagen de la colección del Museo, una de las pocas con esta iconografía que hoy se conserva, se muestra una representación de busto de María, ataviada con una túnica roja y un manto azul oscuro sobre su cabellera suelta, aspectos iconográficos característicos de esta imagen. Una aureola de rayos convergentes en dorado y una cruz en el pecho, aluden a su santidad. La inscripción de la imagen nos confirma que se trata de esta advocación: copia de una ymagen milagrosa de nuestra Señora de la Mis[eri]co[r]dia que suda y llora. 

Esta pieza muestra la amplia difusión de las diversas devociones surgidas durante el periodo colonial en el territorio americano. También es ejemplo de una práctica extendida durante la época: la de copiar las imágenes milagrosas, pues se consideraba que de esta manera no solo se evocaba y se hacía memoria de los milagros que habían realizado, sino que a través de ellas se lograba conservar el poder taumatúrgico o prodigioso de la pintura original. ​



Equipo Curaduría