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Niño
Anónimo
Tela encolada y madera tallada policromadas
84 x 36 x 27 cm
Siglo XVIII
 
Durante la Colonia, los artesanos del Nuevo Mundo crearon una gran cantidad de imágenes de niños desnudos, inspirándose en los modelos escultóricos que provenían de Europa. Estas tallas representaban tanto al Niño Jesús como a otros personajes infantiles de la tradición cristiana. Para diferenciar a los personajes se tenían en cuenta ciertas convenciones. Si las imágenes se cubrían con piel de animal hacían referencia a san Juan Bautista niño y si se les adicionaban alas, quedaban convertidas en ángeles.

En este caso particular, apreciamos una imagen en la que se representa a Jesús en su infancia. Este tipo de esculturas, en las que se resalta la fragilidad y ternura propias de los niños, tienen el propósito de llevar a los fieles la idea de un Dios que se hizo hombre, en contraposición a la imagen de un Dios castigador y lejano.  Esta pieza fue realizada a partir de una técnica muy particular. Para su elaboración se empleó madera, con el fin de brindar una estructura de la cual poder ensamblar las extremidades. La cabeza, el tronco y las piernas fueron modelados con tela de lino y cola animal. En cuanto a la policromía, la escultura presenta encarnados brillantes con frescores y tonos rosas, mientras que el cabello es dorado y matizado con óleo.

Sin embargo, con el paso del tiempo esta pieza sufrió graves deterioros que comprometían su estabilidad y hacían imposible su exhibición. La escultura perdió uno de sus pies, por lo que no podía sostenerse por sí misma. Además, presentaba numerosas grietas, desprendimientos de la base de preparación y su policromía estaba seriamente afectada, lo que hacía que ni la textura, ni el color fueran homogéneos.
 
Ante estos daños que alteraban el equilibrio y los valores estéticos de la obra, se decidió recientemente iniciar un proceso de restauración en el que se eliminaron la suciedad y los repintes, se adicionaron refuerzos en tela de yeso y se aplicó base de preparación. Además, se reintegraron los colores que originalmente lo caracterizaban a la pieza y se reemplazó el faltante del pie izquierdo, obteniendo así una renovación total. Estos procedimientos, junto con la adición de una peana que brinda estabilidad a la escultura de la infancia de Dios hecho hombre, hicieron posible la exhibición de esta pieza que conmovía a los fieles en la época colonial.