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San Joaquín y la niña María

Madera tallada y policromada

Pedro Laboria

180 x 84 x 60 cm

1746

Pedro Laboria es uno de los escultores más reconocidos del periodo colonial neogranadino. Nació en Sanlúcar de Barrameda, provincia de Cádiz, a comienzos del siglo XVIII y siendo muy joven se trasladó a la Nueva Granada. Allí estableció su taller, con el propósito de realizar varias obras para la iglesia de San Ignacio en Santafé.

Una de las tallas ejecutadas por el maestro andaluz es esta escultura que perteneció al convento de las Carmelitas Descalzas. En ella se observa a san Joaquín tomando de la mano a su hija María, representada como una niña vistiendo túnica y manto. Aunque la impresión de movimiento que suscita la imagen pareciera insinuar un baile entre las dos figuras, esta es en realidad una escena de la educación de la Virgen, ya que originalmente el padre sostenía un libro sobre su pierna, atributo que no sobrevivió al paso del tiempo.

Este tipo de iconografías en las que se representa la vida de san Joaquín se inspiraron en relatos encontrados en evangelios apócrifos, especialmente, en el Protoevangelio de Santiago.

En este conjunto escultórico resaltan varias técnicas compositivas, dentro de las que se encuentran los ricos estofados, es decir, la imitación de telas, que junto a los sinuosos pliegues de los vestidos dan a la obra una ilusión de realismo. Además, se destacan los

encarnados, técnica con la que se pretende emular las diferentes texturas de la piel humana. El rostro de ambas figuras consiste en una mascarilla y ojos de vidrio.