San Juan Bautista niño
Alfonso de Heredia (firmado)
Óleo sobre tela
124 x 100 cm
1672 (fechado)
San Juan Bautista es uno de los profetas más importantes del cristianismo, ya que es considerado el que precedió y reconoció a Jesús cuando se presentó ante él para ser bautizado. El islam y la fe baháꞌí también lo consideran profeta, por ende es uno de los pocos personajes cuyo culto aparece en tres religiones con el mismo estatus. Para otras, como el mandeísmo, es el verdadero Mesías.
El nacimiento de Juan Bautista está rodeado de eventos milagrosos. Un día a su padre Zacarías se le apareció el arcángel san Gabriel para anunciarle que sus súplicas habían sido escuchadas: su esposa estéril quedaría embarazada de un varón.
Además del bautizo, que Juan llevó a cabo en el río Jordán cuando Jesús tenía aproximadamente treinta años, ellos estaban relacionados porque la Virgen María y santa Isabel, madre de Juan, eran primas hermanas. Jesús y san Juan Bautista tenían la misma edad pues, según las fuentes bíblicas, la Virgen embarazada visitó a su prima, quien también lo estaba, escena que es conocida como la Visitación.
A san Juan Bautista se le suele retratar según la descripción de Marcos: “Juan estaba vestido de pelo de camello, tenía un cinto de cuero a la cintura, y comía langostas y miel silvestre” (Marcos 1:6). A estas características se le agregaron los atributos del bastón, el cordero, la concha y la cinta con la inscripción “Ecce Agnus Dei”, que traduce “he aquí el cordero de Dios”. En el Renacimiento se empezó a representar la imagen de san Juan Bautista joven, siguiendo algunas tradiciones apócrifas según las cuales, cuando la Sagrada Familia regresaba de su huida a Egipto, se encontraron con Juan, quien desde pequeño vivía como un ermitaño en el desierto. Tradicionalmente se considera que esta fue la primera vez que los primos se encontraron.
En esta pintura de fina factura, firmada por Alfonso de Heredia y fechada en 1672, aparece san Juan Bautista como un joven de pelo rubio, ataviado con un vestido de piel de camello y una túnica roja. En su mano derecha sostiene una concha sobre la que cae agua, como símbolo del bautismo, y en su brazo izquierdo lleva un bastón con la inscripción “Ecce Agnus Dei”, expresión con la que reconoció a Jesús cuando fue bautizado. Precisamente por estas palabras, en el costado inferior derecho de la obra hay un cordero junto a un río que recuerda al Jordán. Este es de los pocos cuadros coloniales firmados y fechados por su autor, quien además pintó varias obras para templos santafereños y tunjanos.