En el Centro Histórico de Bogotá, los balcones fueron ampliamente utilizados desde la segunda mitad del siglo XVI, hasta las primeras décadas del XX. Funcionaron como escenarios y palcos de honor que otorgaban dignidad y distinción a quienes los usaban durante actos de diversión, fiestas solemnes con sus procesiones, fiestas repentinas u otros acontecimientos que ocurrieran en calles y plazas.
Estas estructuras fueron reguladas desde el gobierno de la ciudad y desde el oficio mismo de carpintería, desarrollándose diferentes modalidades: los balcones llanos abiertos, los cerrados y las galerías. Cada categoría tenía sus particularidades y requerimientos. Su construcción dependía tanto de los recursos que tuviera el propietario del lugar en el que se ubicaban, como de la disponibilidad de materiales en cada época. Estos elementos de arquitectura llegaron a tener tal importancia en la sociedad, que podían venderse o arrendarse independiente al resto del inmueble. Algunos de los elementos constructivos que tienen hoy los balcones del centro histórico de Bogotá —como canes, pies derechos, balaustres, pasamanos, tableros ciegos y calados, entre otros—, nos dan pistas sobre la época en que fueron construidos, sus posibles intervenciones y las actualizaciones o traslados a los que se vieron sometidos a lo largo de su historia. Así, estos elementos son hoy un documento imprescindible para entender la presenciadel balcón en la arquitectura y los cambios de uso a partir de las costumbres y necesidades que tuvo la sociedad en cada época.
Los balcones hacen parte de la memoria colectiva, ayudan a configurar una imagen de identidad y apropiación del centro histórico de la ciudad y por esta razón deben valorarse y cuidarse.
Nereyda Comas. Diseñadora Industrial y Maestra en Conservación del Patrimonio Cultural Inmueble. En la actualidad es docente de la Escuela de Artes y Oficios Santo Domingo.
Sábado 29 de junio, 10:00 a. m.
Inicia en el Museo Colonial, Cra. 6 # 9-77, Bogotá D. C.
Entrada libre, Cupo para 20 a 0 personas.