Plato
Manufactura china
Porcelana pintada y vidriada
3,3 x ø 23,5 cm
Siglo XIX
El Museo Colonial conserva más de treinta piezas de loza, testimonios del mercado de bienes suntuarios en la Colonia y de su circulación entre Asia, Europa y el territorio americano. Este Plato de manufactura china pertenece a este conjunto.
Piezas como esta se consideraban objetos de lujo: en la Nueva Granada, la loza fina comenzó a producirse solo hasta el siglo XIX; antes, la dificultad implicada en el transporte de este tipo de menaje, dada la fragilidad del material, acrecentaba su valor. A lo anterior se suma el hecho de que el método para fabricar porcelana fue, durante mucho tiempo, desconocido para Occidente. La imposibilidad de los europeos de producir piezas de calidad semejante a las fabricadas en China hizo que estos objetos fueran aún más valorados y se importaran a altos costos, además de asociarse al buen gusto de los más pudientes de la sociedad. El secreto de la producción de la porcelana se revelaría solo hasta principios del siglo XVIII, lo que hizo que los europeos pudieran replicarla y que la calidad de la loza china se redujera.
El comercio con Asia, que la corona española trató de regular con gran esfuerzo, se dio a través de la ruta del Galeón de Manila, activa entre 1565 y 1815. En ella, las naves españolas transportaban mercancías una o dos veces al año entre Manila —en lo que hoy conocemos como Filipinas— y el puerto de Acapulco —en el actual México—.
La pieza de este mes data de los últimos años de actividad del Galeón de Manila. El uso de pintura azul sobre fondo blanco, visible en esta pieza, caracteriza la decoración de la porcelana china de ese periodo. Aunque costosas, la población neogranadina adquiría este tipo de piezas de manera habitual, lo que nos habla del gusto de la época por lo oriental. Si bien este Plato es una de las porcelanas chinas más tardías que conservamos, esta pieza aún demuestra la importante presencia de Oriente en América en la cultura material. Con ella, además, se difundieron también algunas leyendas tradicionales del acervo oriental.
El diseño de este plato, conocido como “motivo del sauce”, fue uno de los más populares en el mercado de exportación de porcelana de principios del siglo XIX. Basado en el cuento El sauce verde, narra la historia de un amor prohibido entre la hija de un mandarín rico y su asistente de contabilidad. Para estar juntos, los amantes escapan de sus hogares; años más tarde, mueren asesinados por soldados enviados por el rico mandarín como acto de venganza. Los dioses, conmovidos, transformaron a los amantes en aves, animales presentes en la decoración del plato. Como parte de esta iconografía, además, se suele mostrar como fondo un paisaje, en el que vemos un edificio tradicional chino de varios pisos, conocido como pagoda, y un puente.