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San Antonio de Padua 
Pieza anónima 

Óleo sobre tela 

136 x 104 cm 

Siglo XVIII 

 

Durante el periodo colonial, la evangelización fue una de las formas de control de la población nativa. Por siglos, la religión católica ha sido de vital importancia para la población de nuestro país. La Constitución Política de Colombia de 1991 reconoció la libertad de cultos y la igualdad jurídica de las religiones. Ahora bien, el culto y las prácticas devocionales populares, producto del mestizaje entre el catolicismo y las prácticas religiosas indígenas y africanas, han evadido desde mucho antes las reglas impuestas por la Iglesia. La creencia en que santas, santos, vírgenes o cristos obran milagros y en que su poder se manifiesta mediante las piezas que los representan está a la base de estas prácticas devocionales, aún vigentes en nuestro territorio. Esta imagen de San Antonio de Padua, perteneciente a la colección del Museo Santa Clara, da muestra de ello. 

San Antonio de Padua (1195-1231) fue un santo portugués que se unió a la orden franciscana poco después de su fundación, en 1209. A lo largo de su vida recorrió diversos países de Europa difundiendo su fe en Cristo y los valores que rigieron a la orden franciscana: la pobreza, la oración, el ayuno y la penitencia, principalmente. 

Las imágenes de este santo arribaron a la Nueva Granada junto con los franciscanos, como parte del proceso evangelizador que se llevó a cabo en este territorio. La Orden de Santa Clara, extensión femenina de la Primera Orden de san Francisco de Asís, mantuvo estrecha relación con esta rama masculina desde el siglo XIII y siguió las virtudes y espiritualidad franciscanas. Esto explica la presencia de seis imágenes de este santo en los muros de la antigua iglesia. 

La pintura del santo portugués retrata varios elementos de la iconografía usual con la que se le representa: vestido con un hábito café y un cordón a la cintura, propio de los franciscanos, sostiene al Niño, que en este caso se muestra desnudo y sentado sobre un manto blanco, símbolo de la pureza de Cristo. Con su mano izquierda, Antonio sostiene un ramo de azucenas, flores que representan la humildad del santo. 

San Antonio de Padua ha sido especialmente venerado dentro del cristianismo al tener fama de “taumaturgo”, es decir, se considera que tiene el poder de realizar todo tipo de milagros. En la actualidad, siguiendo creencias populares colombianas, la imagen de san Antonio se pone de cabeza o se la despoja del Niño Jesús que la acompaña, con el fin de propiciar el matrimonio. Sus devotos consideran que este santo tiene también el poder de ayudar a encontrar objetos perdidos.​