San José con el Niño
Gaspar de Figueroa (atribuido)
Óleo sobre tela
163 x 110 cm
Siglo XVII
Entre los temas más representados en el arte neogranadino encontramos el de la Sagrada Familia. En la antigua iglesia clariana, hoy Museo Santa Clara, se cuenta con catorce pinturas de esta temática, lo cual demuestra la relevancia que esta iconografía tuvo para las monjas que habitaron el convento y la feligresía que asistía al recinto. Una de esas imágenes es este San José con el Niño.
La gran cantidad de imágenes de san José se debió a la profunda devoción de las monjas clarisas de Santafé hacia este santo. De hecho, se sabe que para las festividades de san José y la natividad de Jesús, las religiosas compraban grandes cantidades de velas de cera, a la vez que adornaban el templo con las mejores galas.
En esta pintura, san José asume un rol protagonista en la composición. Se le muestra de pie, sosteniendo en su mano izquierda una vara florida con azucenas, atributo iconográfico que simboliza su pureza y castidad, y rosas, flor que alude prospectivamente a la Pasión de Cristo. En su mano derecha el santo sostiene el brazo del Niño Jesús.
Pese a que anteriormente se le había considerado como una figura secundaria, a partir del siglo XVI se comenzó a representar a san José individualmente. Esto se debió a que, al igual que en la mayoría de las imágenes producidas entre los siglos XVI y XVIII, esta iconografía contenía ejemplos de comportamiento que, según la Iglesia, debían seguir los fieles en la Nueva Granada.
Por este mismo motivo, la familia de Jesús pasó a ser el modelo por antonomasia de familia cristiana, y san José, el ideal de padre y esposo. Dado el interés por promover en la sociedad una noción de paternidad apenas emergente, resultaba importante enfatizar los lazos sentimentales entre José y el Niño. Las miradas que intercambian en esta imagen ambos personajes sugieren, en ese sentido, cercanía y comunión.
Por su oficio, se considera a José el santo patrono de los carpinteros, quehacer que se practicó durante la Colonia en entornos denominados talleres. Estos espacios hacían parte de un sistema de enseñanza procedente de una tradición medieval cuyo modelo se mantiene vigente, con algunos cambios, en los talleres de oficios tradicionales o, incluso, en instituciones como la Escuela de Artes y Oficios Julio Mario Santo Domingo, ubicada en la ciudad de Bogotá.
Este sistema de enseñanza teórico-práctico basado en una relación jerárquica entre el maestro y aprendices, se observa también en el programa de Escuelas Taller que el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes ha impulsado, junto con el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) y a la Corporación Andina de Fomento (CAF), en ocho ciudades de Colombia. Se trata de una iniciativa donde jóvenes en estado de vulnerabilidad reciben formación en oficios tradicionales necesarios para la conservación y puesta en valor del patrimonio cultural. Así, reciben formación en oficios relacionados con el metal, la construcción, la gastronomía e, incluso, la madera.