Yeso vaciado y policromado
La representación de ángeles a lo largo de la historia del arte ha sido abundante. Importantes teóricos de la tradición católica, encargados de impulsar la iconografía de estos personajes, son los principales referentes para dibujar o esculpir este tipo de figuras. Autores como Pseudo Dionisio Areopagita, en su tratado De coelesti hierarchia (siglo V), y Santo Tomás de Aquino (1224/1225-1274) fueron fundamentales en la sistematización de las jerarquías angélicas tal como se comprenden en la tradición cristiana. En sus escritos, no solo definieron la estructura jerárquica de los seres celestiales, sino también sus atributos distintivos, incluidos aquellos representados visualmente en el arte y la teología.
Según esta doctrina, los ángeles se organizan en nueve órdenes, conocidos como coros angélicos, los cuales se agrupan en tres jerarquías. La primera, denominada Superior o Suprema, se encuentra más próxima a la divinidad y está asociada al Dios Padre. La segunda, o jerarquía intermedia, se vincula con Dios Hijo. La tercera, considerada la más cercana al mundo terrenal, se relaciona con el Espíritu Santo. Dentro de esta última se encuentran los ángeles, cuya función principal es servir de mediadores entre lo divino y lo humano. Su propósito es guiar a la humanidad hacia la salvación eterna, brindando protección tanto espiritual como corporal frente a los peligros que amenazan al alma y al cuerpo.
El Museo Santa Clara conserva en sus muros importantes piezas alusivas a este tema, como la serie de arcángeles, ubicada en la parte alta de los muros oriental y occidental del presbiterio, o el conjunto de seis esculturas del siglo XX, que posiblemente ingresaron al templo cuando estuvo bajo la dirección de la Orden del Sagrado Corazón de Jesús. Cuatro de estas piezas muestran a figuras celestiales de pie, y dos las representan de rodillas. Este Ángel de pie hace parte de este conjunto. En él, las figuras carecen de una iconografía definida que permita una identificación precisa. El único rasgo distintivo es el color de las túnicas: decoradas con motivos ornamentales en dorado, su tonalidad base varía entre tonos rosados y azul claro.
Ángel de pie, tallado en posición erguida, dirige hacia abajo la mirada. La disposición de su brazo derecho, ligeramente elevado y con el puño casi cerrado, sugiere que sostenía un objeto delgado y alargado, actualmente ausente. Es probable que dicho elemento se haya extraviado con el paso del tiempo, dado que estas esculturas, desde su creación, han sido frecuentemente trasladadas, lo que aumenta la posibilidad de pérdida o deterioro de componentes originales.
La producción de estas piezas y su presencia en el Museo da cuenta de la importancia aún vigente de estas figuras en diferentes contextos. Y es que, según la cultura popular, estos seres celestiales suelen manifestarse de diferentes formas. En algunos casos, el observar de forma frecuente ciertas secuencias numéricas suele interpretarse como mensajes de guía y apoyo por parte de ángeles de la guarda.